PRESENTACIÓN

Resumen

PRESENTACIÓN

El calificativo de vivienda digna señalado en las normas jurídicas mexicanas poco a poco ha ido perdiendo la subjetividad o libre interpretación al ligarse a factores determinados internacionalmente, dados por la observaciones 4  y 11 derivadas de las reglas del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, aprobadas en 1991, a saber: a) Seguridad jurídica de la tenencia; b) Disponibilidad de servicios, materiales, facilidades e infraestructura; c) Gastos soportables; d) Habitabilidad; e) Asequibilidad; f) Lugar, y  g) Adecuación cultural.

Así, la característica de vivienda adecuada se califica no sólo en su materialidad física -tamaño, forma de edificación o lote en que se ubica-, sino que se relaciona con el entorno, tanto en sus cualidades urbanas como culturales. La mayor proximidad a las características de cada uno de los indicadores mencionados incidirá en el grado de adecuación de la vivienda, siendo posible hacer plural su significado dependiendo del usuario y del contexto.

En este número de RUA estudiamos la vivienda en una etapa ubicada entre las olas pandémicas cuarta y quinta. Entendemos que su habitabilidad cobra importancia vital, en sentido literal, toda vez que la vivienda es el sitio ya no sólo de refugio del individuo y la familia, sino el que le puede procurar seguridad sanitaria si las condiciones son las adecuadas, o, en opuesto, generar las mayores condiciones de riesgo cuando son insuficientes o nulas.

De igual manera destaca la cuestión de la sustentabilidad asociada a la vivienda, ya sea en lo relativo al uso de materiales y técnicas de construcción, al consumo de recursos y energía durante el tiempo que es habitada o cuando se entiende como parte de un sistema mayor, la ciudad, que hace evidente cada día la impostergable toma de conciencia sobre el cambio climático que, en ocasiones y en determinados sitios, manifiesta escenas de real emergencia.

Por ello en este número se presentan artículos sobre el valor social de la habitabilidad y su contribución a la construcción de una sociedad mas justa; sobre el papel de la juventud en la construcción y uso de la vivienda en el siglo XXI donde los significados fundamentales de la persona, la familia y la morada han transitado hacia un espectro más amplio que el tradicionalmente conocido, así como las lecciones aprendidas en urbanizaciones que han sufrido los embates ambientales y han intentado ser resilientes. 

Complementa el contenido de este ejemplar una visión transdisciplinar relacionada con la vivienda: Desde lo tecnológico, el uso del bagazo de caña como material alternativo de construcción; desde lo ambiental y con un enfoque de frontera,  un análisis del espacio urbano como metáfora del sistema nervioso humano que anuncia a los conectomas verdes como espacios de posible interconexión urbana, y finalmente, desde lo educativo, la mención de la praxis arquitectónica como medio y objetivo de una mejor actuación profesional.  En las reseñas, se comparte la noción de Ciudad Suave, como término que evita la separación física y social, lejanía y el apartamiento social y, en oposición, promueve los valores de proximidad, amabilidad y solidaridad como imagen objetivo del ambiente urbano.

Esperemos disfruten el contenido de este número y sirva además para reflexionar sobre la importancia de la habitabilidad y la consciencia ambiental en nuestra cotidianidad.

 

Dr. Daniel Rolando Martí Capitanachi. 

Coordinador de este número.

https://doi.org/10.25009/rua.v14i28.160
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